violencia digital se ceba con las menores

El escarnio publico al que se ha sumido a la menor de edad grabado sin su consentimiento mientras hacia una felación a un joven en la pista de la disoteca Waka -bajo los efectos de la sumisión química, según han denunciado sus padresha vuelto a poner sobre la mesa lo expuestos que están las chicas a las violencia digital. «Es obvio que se trata de un problema estructural cuando la población, en vez de hacer de cortafuegos para menor protegidoha actuado como correa de transmision», apunta Alba Alfageme, psicóloga especialista en violencia sexual, quien insiste en que es importante subrayar de nuevo que no se trata de casos aislados.

A estas alturas, el ‘caso Waka’ ya es de sobras conocido. El pasado viernes día 23, cuando la polémica discoteca de Sant Quirze del Vallès permitió la entrada a menores de 16 y 17 años, una adolescente practicó sexo oral con otro chico, mayor de edad. La familia de la menor denuncia que el acto fue en realidad una «agresión sexual«porque la chica ha explicado que, tras ingerir una bebida, no era consciente de lo que hacía y que no recuerda nada del episodio. El chico, por su parte, también ha interpuesto una denuncia por difusión de contenido sexual, ya que la escena fue grabado -sin que nadie, ni los acompañantes ni la propia discoteca actuara al respecto- y se ha viralizado en redes. Los Mossos investigan presunta agresión, así como la grabación y la difusión del vídeo sexual.

«Es alarmante pernicioso juicio social que ha habido contra la chica; Cerdo es a ella a la que se ha puesto en la diana, no a él«, prosigue Alfageme, quien señala que la gente tiene muy interiorizada la violencia sexual donde hay una violencia física, pero no esta es nuestra violencia, que no hacen mas que revictimizar a las víctimas.

Aquella noche en el waka, prosigue la especialista, falló todo, dejándonos en evidencia como sociedad. «Ningún responsable de la discoteca, sabiendo que había menores, hizo nada al ver que aquello estaba pasando allí en medio; el resto de mayores de edad allípresents no hicieron nada; es más, alguien lo grabó y lo difundió, amplificando el daño hacia la chica», afirma Alfagema en referencia al candado de errores que terminó en la transmisión del video y «tendrá un impacto traumático grave» en La menor.

«El suceso muestra la perversión del sistema, que por un lado te dice que no puedes enseñar un pézón en Instagram y por el otro ya circula libremente vídeos como el Caso Waka»

La psicóloga, además, señala otra cuestión relevante: «El sistema es perverso: por un lado te dice que no puedes enseñar un pezón en Instagram, pero por el otro ya circular libremente videos como el del waka«.

¿Qué hacer?

¿Quién protege entonces a las menores ante el ‘sexting’ [difusión de contenido sexual sin consentimiento]? En el ámbito legal, el código penal ya lo incluye como delito, así que, a ojos de paula narbonaabogada especialista en violencias contra la mujer del despacho Carla Vall Advocades, el foco hay que ponerlo en la prevención. «No tan fácil vincular los perfiles de usuarios a personas -apunta la letrada-. Por mucho que las plataformas se cierren cuantas, automaticamente se abrin otras, y no hay ley que pueda evitar toda esta serie de cambios tecnologicos y sociales«. «Una buena prevención pasa por una formación sexual y afectiva en las escuelas, desde bien pequeños», asegura la abogada.

“Necesitamos incluir la educación sexual ven una asignación desde el inicio de la escolarización. Urge acabar con los tabús relacionados con el sexo, porque solo a través de la educación lograremos normalizar la sexualidadno hay un solo implícito unas relaciones más sin y gratis, sino también que las menores se sientan libres para hablar de ello -añade-. Si el sexo es tabú, si no se puede hablar de él y no se habla, no nos explicarán que alguien las acosa por redes, que recibe imagenes o que se las piden«.

«La población, en vez de hacer de cortafuegos para proteger a la menor, ha actuado como correa de transmisión», cuestiona la psicóloga Alba Alfageme

En esa misma línea, el abogada especialista en violencias contra la mujer insiste en que es necesario que las niñas crezcan «sabiendo qué está bien y qué no, que los límites los pone cada una, que el sexo es, por encima de todo, respeto, y que si alguna cosa no ha ido como esperaban pueden hablar con nosotros, los adultos, porque las podemos ayudar». «Si tratamos el sexo como algo prohibido, las estamos dejando solas y sin herramientas«, retomar.

Responsabilidad de las plataformas

Ante la impunidad que gozan las grandes plataformas, Narbona afirmó que «las nuevas tecnologías van mucho más rápido que el Derecho, que va siempre a caballo». «Es importante pedir a estas grandes compañías que cuenten con protocolos de actuación ante estos casos, donde se cancelen todas las cuentas que se han hecho eco, y se jore la revisión de contenidos», consideró.

Además de la educación, que todas las expertas considerando primordial, hay también consenso en la urgencia de los protocolos. “Protocolos en relación a la violencia sexual, a las violencias machistas en todos los sectores, tanto públicos como privados. Protocolos bien hechos. No sirven los protocolos genéricos que un día cuelgan en la web ou repartes sin más entre tus trabajadores, y estos son los protocolos que tenemos en muchos sitios”, prosigue.

El especialista es violencias machistas tambien apunta a que las menores deben saber que los CAP tienen servicios específicos para adolescentesdonde pueden surgir sin acompañante de ningún adulto y donde las atenderán y orientarán, donde se les practicarán las pruebas necesarias y se recetará la medicina preventiva si necesario.

Los datos

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El ‘Informe sobre los delitos contra la libertad y la indemnización sexual en España 2020’, Elaborado por el Ministerio del Interior con datos facilitados para las fuerzas de seguridad estatales y autonómicas y hecho público en noviembre de 2021, señalaba que el 80% de las víctimas de ciberdelitos eran menores y el 66% de ellas eran niñas. En ese año, los el abuso sexual a través de internet crecieron el 12%, deseando que lleguen los 2.029 historias denunciadas, lo que supuso casi el doble de los registrados en 2014. A incremento que, en el sur, se relacionó, en parte, con el confinamiento.

El mismo estudio mostró lo evidente: el 97% de los agresores son hombres, el 86% de edades comprendidas entre los 18 y 40 años, y ahí 67% de nacionalidad española.