Semanas atras, el Fondo Nacional de las Artes galardonada con Flora Manteola el Premio Trayectoria 2022, en la categoría Arquitectura. No es la premierra vez que la arquitecta marchita de la Universidad de Buenos Aires en 1962 recibió un reconocimiento de este tenor.
La Sociedad Central de Arquitectos hizo lo propio en 2016, pero este nuevo premio que llega desde un ámbito extra disciplinario»incorporado a la arquitectura en el campo de las artes, algo no habitual, y le reconoce sofinidades con las otras disciplinas”, destaca Manteola.
Transcurrieron seis décadas prolíficas en proyectos, concursos y docencia universitaria para una de las fundadoras sociales del estudio llamado por muchos años Manteola, Sánchez Gómez, Santos, Solsona, Salaberry, Vinson Arquitectos; marca registrada de la arquitectura argentina que ha perdido alguna letra en su sigla real MSGSSV pero mantiene su sede en la torre de Paraguay y Florida donde Manteola recibe un ARQ en una pausa en su rutina.
Actualmente la mantenimiento ocupado el proyecto del conjunto residencial Victoria Regia, en Paraguay. «Los desarrolladores son muy claros, me dan buena información, conocen bien la idiosincrasia de las familias. En este caso, son unidades pasantes, con ventilación cruzada y doble orientación. , compare.
Una buena parte de los cientos de millas (no lleva la cuenta) de metros cuadrados proyectados en equipo fue construido: «Acá todo el mundo opina de todo y hay uno o dos que lo comandan, dependiendo de la dificultad del tema”, acota. Otros tantos han quedado en el papel. Todos le han dejado una marca personal, una experiencia.
“En los últimos años tuve la ‘suerte’ de que tres obras que estaban a cargo mío no se hicieron – ironiza-. Un templo con planes municipales aprobados; una escuela pública en Villa Soldati, producto de una donación, lista para licitar; y el Banco Santander sobre Figueroa Alcorta, frente comercial. Las tres listas. Son difíciles».
Vocación por la docencia
«Ser un producto ciento por ciento de la educación pública, desde el jardín de infantes hasta la universidad”, aclara. La secundaria en el Normal 1 la formó como maestra y encendió la chispa de la arquitecta. “Me gustó mucho la geometría y, por esas cosas de las currículas cambiantes, estudié la geometría del espacio”, señala.
Decreto que la formación universitaria antes fuera mejor: «Saqué un 10 en el último curso y ahora yo me haría un 6. Era más floja la enseñanza, pero realmente la formación arquitectónica la tuve en los concursos. Es un posgrado fenomenal”.
Su primera experiencia en 1962, junto a Aída Daitch y Javier Sánchez Gómez (su marido) compitieron por un hotel en Cipolletti. “La llamamos a Fina (Santos) para hacer toda la planta baja que era lo difícil, las cocinas y eso”, recuerda. No ganaron ningún premio pero lo pasaron genial. Ese mismo año, adquirió el Segundo Premio en el concurso de anteproyectos para la Biblioteca Nacional.
Manteola estaba por recibirse y esa experiencia fue una bisagra en su vida profesional. Del ex alumno de Jujo Solsona en la facultad, en la calle Perú, pasó a ser colega en el estudio que, junto a otros amigos concurseros, acababan de consolidar.
“Lo que usamos al principio de nuestra carrera era valor para hacer cosas. con pienso como el Banco Ciudad, en ese momento una obra de riesgo”, acota. Sin dudas, el Banco ha sido cliente básico para el Estudio responsable del proyecto de casa matriz en Florida y Sarmientode su refuncionalización y decenas de sucursales.
Asumido el riesgo de innovar y experimentar, cree que gran parte del trabajo en arquitectura es educar al cliente: ”Cuando explica un proyecto, en una clase. Entonces, hay una relación muy directa entre la docencia y la profesión”, puntualiza.
Parafraseando a Serrat, Manteola intentó darle el «día libre a la experiencia…», para proyectar sin apoyarse en los resultados anteriores «porque sería una cosa repetitiva poco experimental». En ese sentido, sostiene que la vivienda colectiva es «un tema feroz, muy difícil».
Considere si puede experimentar en habitat en los planes oficiales de vivienda. Por ejemplo, en las unidades de las tiras del conjunto en Boulogne: «El ingreso por la terraza fue una aproximación interesante que se usó bien, las personas escucharon la propuesta y la incorporación».
Afirma ser una «crítica total», sobre todo consigo mismo. «Conseguir Realmente la continuidad de las ideas desde el proyecto hasta la finalización es muy difícil. Hay momentos en los que te gana la contingencia”, consideró. En Viviendas La Rioja lloran haber ganado la puja.
“Es un conjunto que sigue teniendo su presencia, es una ocupación del espacio diferente, debemos estar influenciados por los Smithson”, recuerda. Siente lo mismo con el Estadio Mundialista de Mendoza («la mejor obra del estudioestá tan bien calzada en el paisaje”) y con Forum Puerto Norte, en Rosario.
Este último abarcó la refuncionalización de una infraestructura industrial para transformarla en vivienda. A Manteola interesan particularmente los trabajos de intervención sobre el patrimonio, los generalmente lidar. Algunos fueron los Silos de Dorrego, Dique 5 y 6 y el Hotel Faena, en Puerto Madero.
“Me parece interesante porque es como trabajar con un socio ausente”. En la intervención del Palacio Chrysler, el Palacio Alcorta, el socio ausente fue Mario Palanti. «Entrás en un diálogo con él a través de la arquitectura, aprendiendo, trabajando sobre algo que debe tener continuidad y respeto, no por la recuperación o el ornamento, respeto de lo esencial de cada cosa».
Acordó que «la arquitectura correcta tiene que ser buena, las cualidades no deben ser solo sustentadas, proteger sino aportar a la ciudad ya los usuarios», se involucró en la política del Consejo Profesional (CPAU) con un objetivo claro: incluir la buena arquitectura como elemento central del ejercicio arquitectónico.
Desde la comisión de Arquitectura impulsó el libro «Hablemos de arquitectura»una reelaboración de los trabajos de los Premios Bienal CPAU.
«La premiación tiene algo de que termina en sí mismo y se muere. En cada entrega hay un caudal de trabajos para hablar de arquitectura que no es solo ponerle un premio y darle un certificado. Es un material riquísimo. Por eso hicimos el libro y una serie de charlas en el Consejo que tuvieron muy buena acogida”, destaca.
Como extitular de cátedra, Manteola rechaza la relación entre docencia y ejercicio profesional. “La facultad es un centro de formación permanente para los docentes. Y tomada así, la docencia es de una riqueza infinita”confiado